Detalles que salvan vidas

Autor: Domingo Alexander Sánchez Ríos

Songo – La Maya, 14 ene 2021.- El momento actual constituye un reto para todos, teniendo en cuenta que la amenaza de la COVID-19 puede golpear a cualquier ser humano. Basta pasar por alto una sola de las medidas orientadas por las autoridades sanitarias para que se desate una verdadera pesadilla, que puede destruir múltiples hogares y agudizar la tensa situación socioeconómica que vive el municipio, el país, y el mundo en general. En el caso de la Mayor de las Antillas no debe olvidarse que en medio del actual contexto universal se ha recrudecido el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra la nación.

Por eso, es indispensable que cada ciudadano vele insistentemente no solo por la conducta individual, sino también por el modo de proyectarse en el seno de la familia, el trabajo, y en cualquier escenario donde interactuemos.

He observado, por ejemplo, que personas andan en espacios públicos y para estornudar o toser se quitan el nasobuco. Lamentablemente esto sucede lo mismo en un medio de transporte, en una cola, y en muchos otros lugares donde los individuos tienen grandes posibilidades para contagiarse.

El nasobuco o mascarilla es una de las barreras fundamentales, no solamente para protegernos de ese virus mortal, sino también para cuidar a quienes nos rodean. Cuando tosemos o estornudamos este implemento debe permanecer en nuestro rostro, porque si lo retiramos, aunque sea un instante, ponemos en peligro a quienes están cerca.

Otro factor esencial a tener en cuenta es colocar los pomos con desinfectantes en la entrada de las casas, instituciones, medios de transporte y otros lugares donde sea notable la afluencia de personas. Ahora bien, no basta con ver el pomito si solo funciona como objeto decorativo o para mantener las apariencias. El verdadero cumplimiento de esta medida, para que pueda protegernos de ese virus tan contagioso, es que sea usado con disciplina por cada individuo. Es verdad que lavarse las manos cada vez que uno va a entrar a un centro determinado o a una vivienda resulta tedioso, pero… ¿acaso no es mucho más abrumadora la posibilidad de infectarnos, con todo el peligro y los cambios en la vida que esto conlleva?

Tan importante como contar con esos envases listos para el lavado de las manos es asegurarse de que contengan la medida exacta de hipoclorito, alcohol u otra sustancia desinfectante que se emplee como jabón o detergente líquido. En el caso del hipoclorito, al ligarse con el agua, un balance inapropiado entre ambos elementos podría traer un mal resultado: si se echa poco no tiene la intensidad necesaria para matar el virus, pero si se echa demasiado hipoclorito puede ser tóxico para la salud del ser humano. Por eso, informarse con el personal de salud y aplicar sus recomendaciones con precisión es lo más aconsejable dada la necesidad de cuidarnos y cuidar a quienes nos rodean.

Estos y otros detalles pueden parecer muy simples y hasta repetitivos, pero la realidad ha demostrado que pasarlos por alto trae consecuencias lamentables. Aprender a convivir con este peligroso virus es un gran desafío que nos impone el presente.

Seguir con toda diligencia las medidas orientadas por las autoridades sanitarias del municipio Songo – La Maya, y del país en general, pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

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