Desde Songo – La Maya volvamos la mirada al 10 de octubre de 1868

Autora: Raquel Castro Milán.

Songo – la Maya, 10 oct 2021.- Cuba ha tenido momentos imborrables pero el 10 de octubre de 1868 es sin dudas uno de los más grandes. Ese día los cubanos iniciaron las gestas independentistas contra el colonialismo español.

El levantamiento de La Demajagua, fue una clarinada de rebeldía protagonizada por Carlos Manuel de Céspedes.

Con repique de las campanas se inició el llamado a la rebeldía. Solo un hombre como Céspedes pudo hacerlo: a la vez que liberaba a sus esclavos les dio la condición de ciudadanos y los exhortó a empuñar las armas para conquistar la independencia y la soberanía.

Comenzaba así la Revolución que ha transitado por diferentes etapas, y que llega hasta nuestros días con la fuerza indetenible de un pueblo que no ha podido ser doblegado jamás, a pesar de luchar con el más poderoso imperio conocido por la humanidad.

Cada año al arribar a esta fecha, en Cuba se rinde merecido tributo de recordación a Carlos Manuel de Céspedes, el hombre que tuvo la virtud de ser el iniciador de las luchas libertarias de los cubanos, continuadas hasta conquistar la definitiva libertad, independencia y soberanía el 1ero de enero de 1959, con el triunfo de la Revolución liderada por Fidel Castro Ruz.

Songo – La Maya también tuvo su 10 de octubre. Días después-  según el libro de efemérides del municipio-, texto inédito de Héctor Medina Fernández, esta tierra tuvo en aquella fecha su bautizo de fuego y por tanto el inicio de la lucha.

Medina Fernández dice en su texto que: “Nuestro municipio no defraudó a lo mejor de Cuba y se lanzó a la Revolución apoyando este inicio revolucionario. En Ti Arriba se dio el primer combate días después donde estuvieron los Maceo: Antonio, José, Rafael y Miguel y con ellos una veintena de vecinos del llamado partido de Jutinicú, que era el nombre con que se conocía a Songo – La Maya en aquella época. En los días siguientes de Octubre se alzaron en armas en el barrio de Florida Blanca los hermanos Raimundo y Leonardo del Mármol Tamayo y en los primeros días de Noviembre de ese mismo año se levantó en armas Silverio del Prado Pacheco, en su ingenio La Caridad de Jarahueca, con una treintena de vecinos de esa comarca».

Indudablemente hay una continuidad revolucionaria que ha tenido en ella a lo mejor de la sociedad cubana, en busca del mejoramiento humano, de la dignidad plena del hombre y que 153 años después mantiene en alto los ideales de rebeldía e independencia.

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