Esas ropas que guardamos con celo ¿buena costumbre o tradición?

Autora: Raquel Castro MIlán.

Songo – La Maya, 17 feb 2024.- Costumbres y tradiciones, más allá de otros rasgos identitarios, nos hacen ser quienes verdaderamente somos, en medio de tanta historia que transcurre a nuestro alrededor.

En otra ocasión toqué muy por arriba la costumbre que tenían nuestros padres y abuelos de guardar la ropa mejorcita para el domingo. Por supuesto, domingo, día de descanso, de ir a misa en la mañana y al parque por la tarde; de visitar a la familia o a los amigos; de tener huéspedes en casa compartiendo lo mucho o lo poco sobre la mesa, pero, sobre todo, comulgando con la alegría de estar vivos y unidos.

De ahí que para ese día el único par de zapatos debía estar lustroso, el pantalón del cabeza de familia almidonado; la blusa impecablemente limpia; y todo en casa ordenado. La mejor ropa se usaba en esa ocasión.

Aún hoy hay quienes mantienen esa costumbre, que se ha ido transformando a veces, como todo. Hoy en día ya no guardamos la ropa para el domingo, sino para ir al médico.

Y más de uno de los que ahora me leen estarán de acuerdo conmigo si les digo que en el fondo del armario, o en la esquina de una gaveta, hay un nylon en cuyo interior se guarda un blúmer nuevo o al menos entero y con el elástico en buenas condiciones, un  ajustador, una bata de casa, un pedacito de papel sanitario, un jabón “de tocador” y una toalla. Ese es el avituallamiento de las féminas. Para los maridos hay un nylon similar con un par de medias, un calzoncillo, una pijama, una camiseta, el pedacito de papel, el jabón “de tocador” y una toalla también. “Si un día me ingresan, Fulanita, coge ese nylon y me lo llevas para el hospital”. Esa es una instrucción que todos los hijos conocen, y ¡ay! del que no lo cumpla llegado el momento. El cubano es así, señores. No habrá nunca quien nos haga cambiar. Y qué bueno que esas cosas no se borran. Como les decía, eso nos hace auténticamente cubanos. ¿Quién lo duda? Así ha sido siempre.

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