Las verbenas en Alto Songo

Autora: Maylín Ros Torres.

Songo – La Maya, 26 sep 2021.- Las verbenas son,  según la wikipedia, fiestas  de carácter popular. En ellas se celebra el día del santo patrón de un pueblo o ciudad. Suelen celebrarse por la noche y en su desarrollo se expenden bebidas, comidas y el baile, por supuesto, no falta.

A veces la organización de la verbena prepara un concurso de bailes típicos de la zona o de bailes llamados de salón.

Y según aclara, la palabra verbena, con la que se designa estas fiestas  corresponde  al nombre de una planta que para que tuviera mejores efectos medicinales se recogía de madrugada. Algunos atribuyen a eso la costumbre de realizarlas de noche.

Otros alegan  que fue costumbre en el pasado acudir al baile con un ramito de verbena en la solapa, lo que daría lugar a que las fiestas más populares acabaran designándose con su nombre.

Lo cierto es que cruzaron el  mar junto a los colonizadores, se establecieron y ya nadie se las pudo llevar de regreso. Se extendieron de un extremo a otro de la isla y se hicieron tan habituales y necesarias como cualquier otra celebración.

En Alto Songo también hubo verbenas. Eso es lógico, pero lo que sí no lo es y aquí algunos conocidos van a reírse, es que eso no conste en el texto Fiestas Populares Tradicionales Cubanas, de un colectivo de autores. No se alegren demasiado: La Maya tampoco aparece.

Volviendo al asunto. Las fiestas al contrario de muchos lugares no tenían fecha fija. Se convocaban para plantearse proyectos como la construcción del parque, la compra del alumbrado público, el pago del uniforme de equipo de pelota local o cualquier otro asunto que resultara de importancia para los pobladores.

Muchas fueron las personas que contribuyeron a la organización de estas celebraciones. Puedo mencionar a Nando Giraudi, zapatero y dueño de una tienda que se llamaba ¨El reformatorio¨ (a propósito, dice papito Saumel que el rompía zapatos como un loco y que sus padres decidieron ir allí y mandarle a hacer un par, que por poco pierde la piel y los zapatos quedaron enteros).

También estaban entre los promotores Amparo Hernández, dueña de una cafetería y Efraín Castillo, dueño de una marquesina, quincalla y el famoso Bar Cascarita.

Otra cosa que las distinguieron fue que no duraban tres días sino una noche y cuentan los más añosos que el parque se alegraba. Lo cercaban con peerle dejando solo una entrada para poder verificar que el que entraba había pagado.

Dentro del cercado, empresas como la Hatuey, Bacardí y la Polar expendían sus productos y hacían una suerte de concurso para sacar las muchachas más bellas.

Otras jóvenes, seleccionadas con anterioridad se vestían con sayas blancas y  largas, blusas de colores muy vivos y se ponían paños en el pelo.

Lo hacían para vender  claveles y besos a un tiempo. Cantaban aquella canción que fue popularizada por la Aragón y que decía: ¨Clavelitos a quien le doy claveles, Clavelitos para los churumbeles, Clavelitos que los doy con los ojos cerraos. Y los traigo en el pecho a precio modesto bordaos y pintaos”…

Durante el día se realizaban juegos como el tiro de argollas, carreras de saco y  carreras a caballo. En todos los establecimientos se vendían dulces y refrescos y las calles eran engalanadas para la ocasión.

Desde meses antes alguien pasaba por las casas recogiendo toda suerte de objetos que luego eran enumerados y rifados en un bazar, también ubicado dentro del parque.

La fiesta terminaba con un baile en el Ayuntamiento, baile al que las jóvenes subían con las chaperonas, los muchachones lucían la ropa dominguera y hasta iba un hombre llamado ¨Rompe coco¨ por lo que evidentemente  su mote indica.

Terminaban así, en paz, sin algún disturbio que empañara la imagen de un pueblo lleno de personas decentes. Por muchos días, cuentan, la gente seguía cantando bajito….¨ y los traigo en el pecho a precio modesto bordaos y pintaos…¨

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