Clavelito: desde Songo – La Maya pongo mi pensamiento en ti
Autor: Rogelio Ramos Domínguez.
Songo – La Maya, 16 ene.- “Clavelito era un fenómeno”. Decía una señora en medio del calor que desprendía un Chevrolet del 55 en el que viajábamos desde Santiago de Cuba a la tierra de Eduardo Rosillo. La miré con ganas de cantar aquello de Cuní: Alto Songo, se quema La Maya, pero la señora volvió a Clavelito asegurando “que sí, que sí curaba” y un mozalbete con pinchos y un iphone en las manos se tragaba el paisaje de la ventana y la miraba de vez en vez como quien mira un fantasma.
Así adelantamos algunos kilómetros desde los Llanos de Maceira a San Luis de Jagua y de los labios incansables de la señora brotó un hombre de Contramaestre a quien Clavelito ayudó a levantar el fusil (palabras textuales) y disparar en ráfaga, una mujer de Ti Arriba quien parió trillizos de un solo cuartelazo luego de ingerir el agua de Clavelito; y así los milagros revoloteaban entre las añosas tolas del Chevrolet y el viaje hasta Songo – La Maya me remitió a los años de Miguel Alonso Pozo y las grandezas de la radio cubana, porque el hecho de que este hombre haya traído su leyenda hasta este tiempo, dice Mucho.
Según la mayoría de los historiadores Miguel Alfonso Pozo (Clavelito) Nació el 29 de septiembre de 1908 en Ranchuelo y se dedicó durante mucho tiempo al repentismo y la trova, pero la fama le llegaría cuando en los años 50 Unión Radio y Televisión le dio riendas sueltas para crear su espacio, el repentista entonces fundó una suerte de consulta radial llamada “Pon tu pensamiento en mí”.
En ese espacio radiofónico, Clavelito pedía a sus oyentes que colocaran un vaso de agua sobre receptor para que se magnetizara el agua y lograr, luego de pronunciar algunas palabras, que caminara el inválido, se ganara la lotería la vendedora de la esquina, se fuera de la casa el marido insoportable, o llegaran los tiquecitos de la casa Jabón Candado o Fab.
Por mucho que lo duden , la gente tenía fe e hizo de “Pon tu pensamiento en mí”, uno de los programas más escuchados de la radio cubana, y para darle más brillo a la leyenda, ahora resulta que la ciencia anuncia que el agua guarda memoria de las cosas y que hasta puede captar el pensamiento.
El colmo sería que tuviera razón Clavelito cuando el siglo apunta a la nube y la radio busca acomodo, habría que pedirle ayuda al desaparecido realizador y repetir aquello que solía decir en su programa: “pon tu pensamiento en mí, verás que en este momento mi fuerza de pensamiento ejerce el bien sobre ti». Ah, pero corremos el riesgo también de tener a incrédulos de quilates superiores como Guillén quien arremetió contra Clavelito con una décima demoledora donde decía:
«Mi querido Clavelito
Me perdonarás seguro
que te ponga en un apuro
más tú opinión necesito.
Si tu poder es bendito,
(como asegura la gente)
dime, amigo, urgente
dónde pudiera encontrar
el modo de trabajar
sin llegar a delincuente».
Indudablemente la historia de la radio cubana tiene estos matices y se nos han vuelto ya parte de la cultura misma.
Lo viví, decía al principio, cuando una señora espantaba el sopor del viaje en un Chevrolet del 55 y aseguraba, como quien habla la verdad sempiterna, que Clavelito sí curaba. Casi todo el mundo niega esa posibilidad, pero lo cierto es que muchos se ilusionaron con este hombre y hoy a más de medio siglo, volvemos a poner el pensamiento en Clavelito.