Las verbenas: otra de nuestras tradiciones

Autor: Maylín Ros Torres.

Songo – La Maya, 18 nov 2022.- Noviembre es un mes en el que en sus días medios, desde hace muchos años, solían realizarse los carnavales, fiestas populares que el pueblo esperaba con ansias. Sin embargo estas celebraciones tiene un antecedente marcado: las verbenas.

Las verbenas son espacios que existen hace cientos de años con carácter popular y en ellas se celebra el día del santo patrón de un pueblo o ciudad. Suelen celebrarse por la noche, y en su desarrollo se expenden bebidas, comidas y el baile, por supuesto, no falta.

El alias de las festividades hace referencia a la planta con el mismo nombre y que para hacer surtir sus mejores efectos medicinales se recogía de madrugada. Añaden otros  que fue costumbre en el pasado acudir al baile con un ramito de verbena en la solapa, lo que daría lugar a que las fiestas más populares acabaran designándose de esa manera.

En Alto Songo también hubo verbenas. Al contrario de otros sitios no tenían fecha fija, se convocaban para plantearse proyectos como la construcción del parque, la compra del alumbrado público, el pago del uniforme de equipo de pelota local o cualquier otro asunto que resultara de importancia para los pobladores.

Muchas fueron las personas que contribuyeron aquí a la organización de estas celebraciones. Puedo mencionar a Nando Giraudi, zapatero y dueño de una tienda que se llamaba “El reformatorio” y también estaban entre los promotores Amparo Hernández, dueña de una cafetería y Efraín Castillo, dueño de una marquesina, quincalla y el famoso Bar Cascarita.

Otra cosa que las distinguieron fue que no duraban tres días sino una noche y cuentan los más añosos que el parque se alegraba. Lo cercaban con peerle dejando solo una entrada para poder verificar que el que entraba había pagado. Dentro, empresas como la Hatuey, Bacardí y la Polar, expendían sus productos y hacían una suerte de concurso para sacar las muchachas más bellas.

Las jóvenes, seleccionadas con anterioridad se vestían con sayas blancas y  largas, blusas de colores muy vivos y se ponían paños en el pelo, lo hacían para vender  claveles y besos a un tiempo, cantaban aquella canción que fue popularizada por la Aragón y que decía: «Clavelitos a quién le doy claveles».

Se realizaban juegos como el tiro de argollas, carreras de saco, carreras a caballo, se vendían dulces, refrescos y las calles eran engalanadas para la ocasión. Más ocurría: el baile y toda suerte de divertimento.

Las verbenas no han muerto, en otras localidades de Cuba y del mundo continúan su curso año tras año. Esperamos que un día se retomen porque aquello que forma parte de la tradición no muere.

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