Adriana Cisneros Fernández: periodista con genio y amor desbordados

Autora: Maylín Ros Torres.

Songo – La Maya, 10 mar 2022.- Una de las pocas veces en las que mi intuición estuvo por mal camino fue cuando conocí a Adriana Cisneros Fernández. Llegó a la radio y cuando vi a aquella blanquita con ínfulas académicas me dije que no, esta no será de las mías.

Cuán equivocada estaba, cuánto habríamos perdido las dos, si la sola primera impresión no le hubiese dado posibilidad a las segundas oportunidades. Adri, Adriana, Adrianita, se quedó en mi vida.

Normalmente suelo caerle mal a mucha gente. Creo que es por mi ceño fruncido, porque no sonrío demasiado, no sé bromear, porque digo las cosas que pienso al directo sin vueltas, pero esta vez Adriana me demostró que incluso se puede querer a gente como yo.

Adriana fue una lapa absorbente, le ayudé como pude en sus inicios radiales, en su tesis, le acompañé en sus amores truncos y en la conquista de su experiencia posterior.

Le aconsejé, la entendí, la acuné, le atestigüé el mal paso de casarse con el viejo toti con quien hasta hoy vive amada y segura, en familia. Bauticé a su hija mayor, una fotocopia exacta de ese espíritu libre que es la madre: ojos inmensos y palabra incontenida.

Adriana es una periodista de academia, lo reitero porque sé que le devuelve el orgullo de haberse graduado en uno de los mejores cursos de la especialidad en la Universidad de Oriente, su Título de Oro habla de su empeño.

Sus virtudes y defectos, según yo lo veo, se mezclan para dejarnos encontrar una guajira gallega de la Mina que se explota como un zeppelín.

Desorganizada y puntual al mismo tiempo, creadora culinaria, detallista al hacer un regalo, comunicadora perpetua, pareciera como si las palabras fueran manantial constante e indetenible desde su voz, sus manos y sus ojos. Sus ojos que cuentan, sus ojos que se abren al mundo con el asombro que solo conservan los niños.

Oído atento de mis cuitas, mano precisa ante las adversidades, genio desbordado cuando escucha lo que no quiere, pero es ella, la muchacha que retengo en mi abrazo más profundo, porque las segundas posibilidades me enseñaron que quererla era irremediable.

Adriana Cisneros Fernández, es parte de este equipo como me gusta llamar: dispar e imperfecto, donde la esperamos pronto para volver a escuchar su habitual Sí, gracias, el saludo a todo el que esté en sintonía con este espacio informativo.

La esperamos pronto para que retome el camino de contar las noticias, para que nos siga regalando esas crónicas que mueven el corazón y humedecen el alma.

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