El Che hoy y siempre en el recuerdo
Autora: Maylín Ros Torres.
Songo – La Maya, 8 oct 2021.- Yo recuerdo que cuando cursaba la escuela primaria, cada octubre era una fiesta para los pioneros. Del ocho al 28 celebrábamos la jornada Camilo – Che.
Eran tiempos en los que no se había corroborado que ciertamente el Guerrillero Heroico fue asesinado el 9 de octubre. A pesar de estas comprobaciones, la gente, quizás por la costumbre, insiste, incluso en las escuelas, en recordar el ocho como la fecha de su muerte.
Lo cierto es que muchas actividades sucedían por esa época, desde representaciones, declamación de poemas, cantar canciones alegóricas a las fechas y el consabido cierre con las flores en el río más cercano.
No nos dábamos cuenta de que siempre se mencionaba más al Che y eso en el fondo, aún me despierta una pequeña pena, la de conocer menos al hombre del sombrero alón, al de la eterna sonrisa, tan fiero, tan cubano y tan importante en nuestra historia.
No puedo afirmar que para entonces amásemos más a los héroes de la patria, pero sí es cierto que escuela y familia añadían un ingrediente al amor por la historia que ya no encuentro en las nuevas generaciones.
Por eso sabíamos que el Che se fue a Bolivia, que entró clandestino en esas tierras desconocidas, que reunió a un grupo de hombres que le acompañaron y conformaron su guerrilla, que murió traicionado y acorralado como no merecía un hombre de su estirpe.
Su propio diario y el de otros de sus compañeros han dejado ver como se trasladaron sin agua, ni comida, marchando en busca de una salida para reponer las fuerzas, reorganizarse y encontrar una zona más segura de avituallamiento.
Así llegaron a La Quebrada, unos murieron en combate, otros fueron asesinados y, los menos, hechos prisioneros, también ultimados en el silencio.
Maniatado y herido, fue trasladado hacia la escuelita de La Higuera. Allí lo retuvieron hasta el día siguiente a la una y treinta de la tarde, cuando fue asesinado y su cuerpo se perdió en una fosa escondida, disimulada bajo tierra, al decir de Guillén.
30 años después las palabras del poeta, hechas predicción dieron sus frutos: “no porque te quemen o te disimulen bajo tierra, van a impedir que te encontremos”.
Minuciosa fue la investigación y el 28 de junio de 1997, en una de las fosas abiertas, en el poblado de Valle Grande, aparecieron los restos del Che junto a seis de los guerrilleros.
Restos de su chaqueta, picadura de la cachimba, sin manos y restos de yeso de la mascarilla mortuoria realizada por sus asesinos y por último, la confirmación con especializados equipos japoneses.
Ya no hubo dudas. Era el Che, que regresó a Cuba a juntarse con sus manos enviadas en 1970 a Fidel junto a su diario y que el pueblo pidió conservar, como se conservan las cosas más preciadas.
El 12 de julio de 1997 llegaron a Cuba sus restos, la primera guardia de honor la realizó nuestro presidente Miguel Díaz Canel, entonces 1er secretario del partido en Villa Clara. El 17 de octubre sus restos fueron inhumados en el Memorial de Santa Clara donde hoy descansa junto a su destacamento de refuerzo. Hoy es 8 de octubre y vuelvo a pensar en el Che. Mañana serán 54 años de su muerte. Nosotros insistimos, le recordamos, haciendo nuestras las palabras de Fidel: “Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che! Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡Que sean como el Che! Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación: ¡Queremos que se eduquen en el espíritu del Che! Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es el Che! Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios: ¡Queremos que sean como el Che!