José Maceo y Songo – La Maya…

Autora: Raquel Castro Milán.

Songo – La Maya, 5 jul 2024.- José Maceo eres el héroe insigne de Songo – La Maya. Según cuenta la historia fuiste un hombre alto y fuerte. De ti dijo el generalísimo Máximo Gómez: «El General José Maceo era todo verdad por eso para muchos parecía amargo».

En el museo municipal que lleva tu nombre aquí en Songo – La Maya existe una sala dedicada a ti y tus grandes hazañas. Es por eso José que quienes viven en esta geografía oriental sabemos de muy buena tinta que manejabas el machete a la zurda y el revolver, a la derecha, que tartamudeabas, sobre todo al incomodarte, y que eras jovial, presumido, de temperamento ardiente, dado a las fiestas, enamorado, desinteresado y sincero hasta la intransigencia.

Fuiste admirado por tu valor, la inteligencia y la astucia, «enaltecida por tu mirada bondadosa y a la vez enérgica, en la que se descubría su alma buena», como coincidieron siempre todos tus subalternos.

Otra de las calificaciones que te dio Máximo Gómez fue que: «El español más cruel rendido al General José en mitad de la refriega más sangrienta, podía contar con la vida».

EL HÉROE

José Marcelino Maceo y Grajales naciste el 2 de febrero de 1849, en las cercanías de San Luis, hoy provincia de Santiago de Cuba.

En 1869 eras ya sargento; a fines de 1870, teniente; capitán, en enero de 1871. Integraste el contingente de Máximo Gómez para la invasión a Guantánamo, con el cual se consolidó la lucha armada en esa región. Un año después, fuiste ascendido a coronel, designándote como jefe del batallón.

En tus casi 12 años de combates incesantes contra el colonialismo español, participaste en más de 500 acciones y recibiste 19 heridas de guerra.

Por tu impetuosidad y valor a toda prueba, los songomayenses y los cubanos todos te llamamos El León de Oriente.

El 5 de julio de 1896 tuviste tu combate final, en Loma del Gato, aquí mismo en Songo – La Maya.

Cuenta la tradición que un prefecto mambí, te avisó de la presencia del enemigo pero ordenaste seguir sobre los españoles.

Impaciente por no escuchar las detonaciones de tu tropa, montaste tu caballo y exclamaste: «Ahora sabrán lo que es pelear. Venga mi escolta». Espoleaste tu cabalgadura y te colocaste a la vanguardia. «Arriba, la muerte es cuestión de fecha», arengaste a quienes contigo galopaban.

«¡Aquí está José Maceo, carajo…!», exclamaste. Ya cerca de la línea de fuego, dispusiste personalmente de las fuerzas que te acompañaban y avanzaste sobre el enemigo. Tus ayudantes vieron cómo te desplomaste del caballo y el revólver se te escapó de tu diestra.

Días después de tu caída, al conocer la noticia, el Generalísimo Máximo Gómez expresó: «Su valor y decisión lo llevaron a la tumba. Es inapreciable la pérdida que hemos sufrido».

Por eso hoy en la tierra que abonaste con tu sangre de héroe hace 128 años te recordamos como si nos acompañaras en cada paso, porque los hombres como tu José viven eternamente.

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